Una sola cosa

Hay luces y hay luces. Unas son vida, energía, memoria, son pasado. Hay luces creyentes, que bajan y se entierran. Luces que cantan por alegrías. Luces que son lo que somos: agrupación de puntos iluminados que son orden, cosmos. Luces que calientan. Luces que alumbran las noches. Luces torpes, que confunden. Luces que queman. Hay luces que son música. Luces que hacen cerrar los ojos. Luces que suenan un instante preciso, y son periódicas. Hay luces para el desvelo. Luces de sueño que son más reales con los ojos abiertos, llenos de luz. Luces que alumbran mentiras. Hay luces para siempre y otras que mueren antes de nacer.

Hay sombras y hay sombras. Unas son ausencia, vacío, olvido, son futuro. Hay sombras paganas, que se elevan y vuelan. Sombras que bailan por soleares. Sombras que son lo que somos: manchas que pintan nuestro mundo dándole profundidad, fondo. Sombras que refrescan. Sombras que oscurecen los días. Sombras asombrosas, que guían. Sombras que dan aliento. Hay sombras que son arquitectura. Sombras que abren los ojos y la mente. Sombras que resuenan durante una eternidad, y son irrepetibles. Hay sombras para la siesta. Sombras de verdad que son tan ciertas como un sueño. Sombras que esconden certezas. Hay sombras que nunca existieron y otras que nacieron después de morir.

Todas, estas luces y estas sombras, y todas las demás, son una sola cosa: Tú.

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